Constantemente estamos creando o imaginando situaciones reales o ficticias en donde nuestro rol suele ser de observador o el gran protagonista.
Tomando estos dos elementos: situaciones y rol, se origina la representación de algo. Por lo tanto, con más o menos conciencia estamos SIMULANDO EXPERIENCIAS que APLICAMOS a distintas situaciones de nuestra vida; de alguna forma nos estamos entrenando para resolver situaciones que nos pudieran resultar complicadas, en la vida doméstica o laboral.
De manera formal, en el ámbito de la educación, la simulación es la herramienta
metodológica que facilita el entrenamiento de las personas en un contexto real, lo que a su vez permite reconocer el potencial de capacidades para el desarrollo de habilidades para aprender una técnica procedimental y de manera intrínseca impulsar el desarrollo socio emocional del individuo.
En el sector Salud, la simulación otorga este ambiente seguro para aprender del error, de manera constructiva y sin juicios. El apoyo de la tecnología y el reconocimiento de patrones conductuales permiten hacer que un individuo pueda entrenarse en situaciones críticas, lo que podría resultar en hacer la
diferencia entre vivir o morir, quedar con cicatrices de por vida, ayudar en la llegada de un nuevo ser humano o apoyar a otros para enfrentar la muerte.
Lo anterior nos lleva al concepto de la “Humanización en los Cuidados y Atención del Paciente”, pero ¿Cómo se compatibiliza un entrenamiento (de carácter práctico), con una forma de actuar humanizada?. La pregunta tiene 2 respuestas:
La primera: trabajar el entrenamiento y habilidades no técnicas por separado, mediante uso de simuladores básicos y la incorporación de paciente simulado. Ambas son los métodos utilizados hoy en día.
La segunda: trabajar ambas condiciones de manera simultánea. Para este caso se puede utilizar simuladores que retroalimenten en tiempo real al usuario, permitiendo le desarrollar la habilidad en la medida que distintas señales la permiten tener conciencia del paciente al que está tratando.
Finalmente y de acuerdo con la experiencia, la metodología que favorece el trabajo humanizado, es con la utilización de escenarios de alta fidelidad, que permitan vivir una experiencia de trabajo en equipo para favorecer la estabilización o confort del paciente.
Posterior a la experiencia, realizar un "debriefing" facilita el fijar el aprendizaje junto al conocimiento.
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